Nuestras creencias

Niña sonriendo

“No me aceptes como soy…¡ayúdame a cambiar!”

Éste es uno de los postulados que sustentan nuestro trabajo cotidiano. Es honesto reconocer, que durante mucho tiempo estuvimos parados en “la vereda opuesta” apostando sin dudar al necesario “aceptame y quereme como soy…” para crecer y aprender juntos.

“Esta actitud aceptante tan asumida es, sin lugar a dudas sumamente humana; partiendo del principio de que el niño “no es modificable”, lo vamos a aceptar tal cual es… Esta actitud pasiva aceptante, es muy confortable, de mucho amor, sí ! pero es el reflejo de un amor que ahoga, que deja al niño en un estado de indefensión y que le crea enormes limitaciones, protegiéndolo de las vicisitudes de la vida, que hay que aprender a enfrentar. Esa actitud pasiva aceptante se convierte rápidamente en pretexto para estrategias educativas extremadamente anémicas y amenizantes.
Una pedagogía de la amenización es una actitud reduccionista de la realidad sobre la cual los niños deben trabajar. Al dejarlos al margen de esta realidad, uno los deja desprovistos de modalidades de funcionamiento.”

Así comienza a explicar Reuven Feuerstein uno de los pilares que sustentan su Teoría de la Modificabilidad Cognitiva.
Asumir en nuestra vida y en nuestro trabajo cotidiano el “No me aceptes como soy…” es una clara invitación a corrernos de una mirada y actitud resignadamente pasiva frente a un “otro” que porta algún diagnóstico, el cual muchas veces, desde un primer momento, lo determina…lo rotula…lo limita…a otra actitud que es activa modificante.

Nosotros, partimos de la creencia de que todas las personas somos singulares y tenemos características que nos hacen únicas, cada uno de nosotros tiene una particular y especial manera de acercarse al conocimiento y a la construcción del saber. Es por ello que los distintos modos de aprender están en estrecha relación con cada persona.

Las personas con discapacidad manifiestan, en el ámbito escolar, necesidad de andamiajes en diferentes áreas. Muy variadas son las dificultades que se despliegan tanto en el acceso al aprendizaje de las diferentes áreas curriculares como en la inclusión social, algunas devienen de sus situaciones particulares y muchas se desencadenan por los obstáculos y barreras que se presentan en el entorno para lograr una auténtica inclusión escolar-social.

El enfoque de la educación inclusiva hace su énfasis en la valoración de la diversidad como elemento enriquecedor del proceso de enseñanza aprendizaje y en consecuencia se favorece el desarrollo humano. Se reconoce que todos somos distintos, y que las diferencias son inherentes al ser humano.
Así, la escuela debe desarrollar nuevas estrategias de enseñanza que tengan en cuenta y respondan a esta diversidad de características que presentan sus alumnos.

Nosotros, como equipo profesional del Centro Ni Uno Menos, creemos y trabajamos por la educación inclusiva; creemos que en todos los casos que sea posible la inclusión a escuela común, el acompañamiento de los equipos profesionales especializados es fundamental para el proceso de aprendizaje de los alumnos con discapacidad, para la optimización en el desarrollo e implementación de los planes pedagógicos individuales, para brindar orientación a los docentes, a los equipos de gestión, para la supervisión del trabajo interdisciplinario en la institución escolar.

Los alumnos con discapacidad incluidos en el ámbito de la escuela común, ocuparán un espacio social, establecerán vínculos basados en la satisfacción de sus necesidades, crearán espacios de aprendizajes mutuos y podrán prepararse más eficazmente para interactuar luego en el ámbito laboral, apostando a la autonomía y la vida independiente.

El requisito fundamental para que haya una real inclusión, es la flexibilidad del currículo, que los equipos puedan revisar las prácticas tradicionales y posicionarse en el modelo de la educación inclusiva. Esto permitirá poder alojar y acompañar a alumnos con diferentes formas y ritmos de aprendizaje, ofreciendo opciones que se adapten a todos los niños que puedan ser incluidos. Desafío importante que transitan hoy todas las instituciones, en todos los niveles.

El apoyo y confianza de la familia en nuestra propuesta de acompañamiento es fundamental; por ello se aborda un trabajo conjunto a fin de acordar pautas comunes de interacción, manteniéndose una comunicación fluida con los mismos ya que son los primeros responsables de los procesos de aprendizaje e inclusión de sus hijos.